Comprender la eliminación del dióxido de carbono
Para evitar un calentamiento peligroso, necesitamos reducir las emisiones de forma rápida y profunda. Pero al haber retrasado las medidas de acción durante décadas, puede que no baste sólo con eso.
La forma en que abordemos el cambio climático como problema global depende tanto de nuestras decisiones políticas y de desarrollo económico como de las limitaciones físicas del sistema climático, sobre todo del propio efecto invernadero. Mientras sigamos emitiendo dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero a la atmósfera, estaremos ejerciendo más presión sobre el clima, y acortando al mismo tiempo la lista de opciones políticas. Como comentamos en el artículo sobre los presupuestos de carbono, [explainer on carbon budgets] (link)sólo podemos emitir una cantidad limitada antes de sobrepasar los límites de seguridad del aumento de la temperatura. Y si nos excedemos, las generaciones presentes y futuras podrían pagar la factura en forma de diversos impactos climáticos. [various climate impacts] (link).
La física subyacente al problema que afrontamos también presenta soluciones posibles. Dicho de otro modo, si el CO2 procedente de centrales eléctricas o del transporte que se emite a la atmósfera puede calentar la Tierra, su eliminación puede compensar y limitar, o incluso revertir, el aumento de la temperatura. Esta es la idea que subyace a las tecnologías de eliminación del dióxido de carbono (EDC), que ahora se comentan cada vez más como una solución potencial, tras años de avances insuficientes frente al cambio climático.
En la actualidad, la EDC es el trasfondo de numerosos planes y compromisos de «reducción neta a cero», en los que algunas emisiones de gases de efecto invernadero que ya se han producido o que se producirán en el futuro se «contrarrestan» mediante eliminaciones, que suelen hacerse en lugares distintos de los emisores. También se utiliza en las llamadas situaciones de rebasamiento, en las que los objetivos de temperatura del Acuerdo de París se incumplen temporalmente porque no bajamos las emisiones lo bastante rápido. En tales casos, la EDC nos ayuda a volver a la «zona segura» a finales de siglo, haciendo que las emisiones totales de CO2 sean negativas al eliminar más CO2 del que se emite.
¿Se puede eliminar realmente el CO2 de la atmósfera?
Adam Cohn
La extracción de CO2 es posible y, en cierto modo, siempre ha estado ocurriendo. Actualmente se están comentando varios tipos de EDC, que dependen de los mecanismos químicos que se usan para capturar el gas de efecto invernadero en cuestión y del modo de almacenar después el carbono capturado. Uno de los mecanismos es la fotosíntesis, el proceso natural por el que las plantas y algunas bacterias convierten el agua, la energía luminosa y el dióxido de carbono en energía química, liberando oxígeno en el proceso. La fotosíntesis es la razón por la que la atmósfera de la Tierra tiene suficiente oxígeno como para respaldar formas de vida complejas, como los seres humanos. También es el medio por el que los organismos vivos capturan y almacenan más de la mitad de todas las emisiones de CO2 procedentes de la actividad humana actual, que los convierte en sumideros de carbono.
Los científicos han tenido en consideración estos sumideros naturales de carbono en sus modelos. Pero para que la fotosíntesis cuente como un método de EDC adecuado, tiene que ser intencionada y adicional a lo que la naturaleza hace por sí misma. En otras palabras, no podemos limitarnos a considerar todas las plantas de la Tierra como un proyecto de EDC gigante y confiar en él. En cambio, podemos plantar y mantener intencionadamente bosques en tierras o en zonas costeras, enriquecer los suelos o cultivar algunas plantas que sirvan para producir biocarburantes (y capturar el CO2 de su combustión posteriormente).
Si las plantas pueden utilizar la química para capturar CO2, nosotros también podemos hacerlo. Por ejemplo, si ciertos disolventes o absorbentes se exponen al aire libre, se unen al CO2 y lo absorben (algo parecido a cómo una esponja absorbe el agua). Y, al igual que una esponja, luego el CO2 puede separarse y los productos químicos iniciales reutilizarse. Este proceso se denomina captura directa del aire (CDA). El CO2 resultante se almacena en algún lugar para eliminarlo por completo y no volver a emitirlo a la atmósfera. Existen materiales sólidos y líquidos que se pueden usar para la CDA, así como algunos métodos innovadores menos desarrollados para depurar el CO2 del aire.
La meteorización, o deterioro gradual de las rocas y minerales en contacto con el aire, el agua o los organismos vivos, es otro proceso natural que ya afecta al mundo que nos rodea y que podemos aprovechar intencionadamente para contrarrestar el cambio climático. En algunos mecanismos químicos de meteorización interviene el CO2 de la atmósfera, y este puede potenciarse de manera intencionada a fin de acelerar las reacciones, por ejemplo, esparciendo sobre las superficies basalto finamente molido. Sin embargo, como sucede con las plantas, esto sólo cuenta como EDC si es intencionado y si el CO2 se captura satisfactoriamente.
¿Puede la EDC resolver nuestro problema climático?
Aunque la química fundamental de los distintos tipos de EDC parece sólida en teoría, hacerla realidad ha sido un reto hasta ahora. Los procesos químicos de captura directa del aire y de meteorización mejorada pueden consumir mucha energía y no ser muy eficientes. A día de hoy, el CO2 capturado con estos métodos cuestan tanto que, económicamente, no tiene sentido continuar con ello. En parte, el motivo es que, a diferencia de las energías renovables, estas tecnologías están aún en pañales.
En el caso de la EDC biológica, las plantas llevan millones de años perfeccionando la fotosíntesis, por lo que se trata de una «tecnología» natural bastante madura. Pero la EDC biológica en la que se usan bosques plantados por el hombre, puede influir considerablemente en la seguridad alimentaria, la biodiversidad y los derechos sobre la tierra. Además, aunque es más barata que la EDC química, nuestro grado actual de influencia en el clima hace imposible que la EDC biológica compense por sí sola. Las limitaciones físicas vuelven a intervenir en este caso: con el nivel actual de emisiones de gases de efecto invernadero, simplemente, no hay suficiente tierra en el planeta. Y, por supuesto, la eliminación del carbono que llevan a cabo las plantas no sería permanente ni duradera si los árboles y plantas empleados no se protegiesen cuidadosamente de los incendios o la tala.
Si se va a utilizar la EDC para cubrir nuestro «derroche» colectivo del presupuesto de carbono, es necesario demostrar que de verdad se eliminaría de la atmósfera una cantidad suficiente de CO2 de forma permanente. Esto requeriría métodos fiables para medir el CO2, comunicar la información y verificar los resultados, ninguno de los cuales existe aún.
En general, contar con la EDC para resolver el problema climático sería como hacer una apuesta arriesgada sobre un resultado futuro que todavía es vago. Sencillamente, no es seguro que estas soluciones tecnológicas vayan a madurarse a tiempo para evitar el rebasamiento de la temperatura. Si hoy optamos por políticas basadas en ellas y no funcionan como es preciso, habremos perdido la oportunidad que tenemos ahora de impedir que las emisiones lleguen a la atmósfera en primer lugar, y no habrá vuelta atrás en el tiempo para escoger algo distinto.
¿Qué puede hacer entonces la EDC?
El IPCC afirma que la EDC puede ayudarnos a contrarrestar las llamadas emisiones residuales «difíciles de eliminar» de sectores como la aviación o los procesos industriales pesados. La descarbonización total de estos sectores puede ser prohibitivamente cara o llevar demasiado tiempo porque las tecnologías necesarias aún no están disponibles a gran escala. Para tratar de evitar el impacto climático de las emisiones en estos ámbitos, la EDC se puede utilizar para compensar sus actividades eliminando CO2 de la atmósfera.
Es probable que la eliminación de carbono en las próximas décadas sea limitada y ni de lejos sea capaz de hacer frente a la cantidad de emisiones que hay que contrarrestar cada año para no exceder los límites del calentamiento. Por eso, el IPCC indica que la escasa capacidad de la EDC debe cubrir sólo los sectores difíciles, y no considerar que nos librará de una situación indeseable sin hacer nada más. De hecho, en el último informe del IPCC, la EDC pesa menos en las medidas económicas propuestas, en comparación con las situaciones anteriores, para cumplir los objetivos del Acuerdo de París. El mensaje es claro: nuestras acciones deben centrarse en disminuir las emisiones.
Recursos útiles
- En un evento durante la COP27 en Egipto, los autores del IPCC hablan del EDC y de cómo figura en el informe del Grupo de Trabajo 3.
- El primer informe de este tipo State of Carbon Dioxide Removal Report, publicado a principios de 2023, examina la situación de la EDC en el mundo.
- Un glosario de terminología EDC de la American University.
- Otra explicación de la American University sobre el funcionamiento del EDC.